Martes, 31 de marzo de 2020
CONCHA MÉNDEZ fue, desde niña, una aventurera con ganas de comerse el mundo. Contaba la escritora que siempre recordaría la visita de un amigo de sus padres a casa que, durante la conversación, se dirigió a sus hermanos para preguntarles qué querían ser de mayores. La niña Concha, viendo que no se interesaba por ella, se acercó y le dijo: “Yo voy a ser capitán de barco” y este le replicó con un comentario demoledor: “Las niñas no son nada”.
Concha no llegó a ser capitana de barco pero sí una gran escritora relacionada estrechamente con el Grupo del 27 y con otras excepcionales mujeres artistas de su época, que también tuvieron que romper barreras para expresarse con una voz propia: «Las Sinsombrero».
En el poema «Se mire donde se mire», que pertenece al libro Sombras y sueños, publicado en México en 1944, reflexiona sobre el sinsentido de la guerra y deja patente su doloroso exilio. ¿Encuentras algún paralelismo entre las emociones que expresa Concha Méndez en el poema y las sensaciones que has experimentado durante estas semanas? Señala metáforas que podrían expresar la situación en la que vivimos actualmente.
Concha Méndez, Sombras y sueños (1944)
Concha Méndez (1998-1986) fue poeta y también impresora de las grandes revistas en las que comenzó la difusión de obras de la Generación del 27, como Caballo verde para la poesía, dirigida por Pablo Neruda. Viajera intrépida, inquieta devoradora de arte y cultura, mujer de gran personalidad, vivió la posguerra en el exilio mexicano. Décadas después, regresó a España y su nieta la entrevistó extensamente para dejar huella de su experiencia en Memorias habladas, memorias armadas (1990), el libro de una vida curiosa, combativa y creativa.
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